Azucareras
A medida que avanzó el siglo XX, el sector azucarero en Castilla y León enfrentó desafíos derivados de la modernización tecnológica, la globalización de los mercados y la consolidación de grandes empresas. Estos cambios llevaron al cierre de muchas de las pequeñas fábricas que en su día constituyeron el motor económico de numerosas localidades. Sin embargo, el impacto de estas industrias sigue vivo en el paisaje y en la memoria colectiva, con antiguas fábricas que han sido reconvertidas en espacios culturales o permanecen como vestigios del pasado industrial.
Además, la industria azucarera no solo moldeó el tejido social y económico, sino también el cultural. Los festivales locales y las tradiciones ligadas al ciclo agrícola y a las campañas azucareras formaron parte del entramado de estas comunidades.
La producción azucarera fomentó una cultura laboral que combinaba esfuerzo, ingenio y solidaridad, dejando un legado que aún inspira a quienes luchan por mantener viva la memoria industrial de la región.
Hoy en día, la reflexión sobre el patrimonio industrial azucarero se centra en la importancia de proteger y difundir este legado. Iniciativas educativas y culturales buscan recordar el papel de las azucareras en el desarrollo de Castilla y León, vinculando su historia al presente y promoviendo un entendimiento más profundo de la relación entre el trabajo, el paisaje y la identidad de las comunidades locales.
En Castilla y León:
Burgos: Aranda de Duero y Miranda de Ebro.
León: 4 fábricas en Armunia, La Bañeza, León y Veguellina de Órbigo.
Palencia: 4 fábricas en Monzón de Campos, Venta de Baños y Villamuriel de Cerrato.
Soria: 1 fábrica en La Rasa (Burgo de Osma).
Valladolid: 2 fábricas en Olmedo y Valladolid.